Estadísticamente a la vuelta del verano, las parejas y matrimonios afrontan serias crisis en sus relaciones con altos porcentajes de ruptura.
Esto se debe a la convivencia intensiva, la cual difiere en la mayoría de los casos a lo que ocurre durante el año, puesto que los trabajos y obligaciones, unido al escaso tiempo que se emplea para estar juntos, no permite afrontar las distancias que ya existen en la relación.
La zona de confort, la cual no es la más confortable nos mantiene anestesiados ante situaciones, que si bien conocemos o intuimos las relegamos a la sombra.
Es fundamental revisar estos aspectos, si están detectados, antes de iniciar las vacaciones evitando así la bomba de relojería que puede suponer pasar todo el tiempo juntos, si además lo hacemos con nuestros hijos, los cuales también sufrirán estas consecuencias.
Qué podemos hacer
En base a mi experiencia profesional, las parejas que han detectado sus puntos de fricción y deciden tratarlos antes de exponerse a situaciones de tensión límite, tienen muchas más probabilidades de encauzar su relación.
A las puertas de las vacaciones, es conveniente revisar nuestros niveles de hastío, rechazo, y escapismo, para adelantarse ajustando aquellos puntos que no nos satisfagan de nuestra pareja y de nosotros mismos.
Visitar a tiempo a un del life-coach puede ayudarnos a disfrutar de unas vacaciones agradables, y lo que es mejor a saber tratar y anticiparse a aquellas cuestiones que hayamos evidenciado y expuesto a nuestra pareja, con la supervisión y arbitrio de un profesional.
Afrontar la realidad
Muchas parejas deciden hacerlo por su cuenta, hablando de ello al principio, soportándolo después, y explotando finalmente, puesto que la tendencia cuando algo no está funcionando se vierte casi siempre hacia la ruptura, con falta de respeto, infidelidades, agresión verbal o física.
Para evitar estas desagradables situaciones si no podemos acudir con nuestra pareja porque entienda que no lo necesita, es aconsejable la visita previa individual de uno de los miembros al profesional, para que éste pueda orientar de como exponerle a la pareja o cónyuge la necesidad de tratar esos aspectos.
Toma de decisiones
Si todos los recursos se agotan, y no hay posibilidades de recuperación de la relación por los motivos que sea, será prudente que las vacaciones se pasen por separado para dar el espacio necesario a la reflexión.
En caso de no ser así, y a pesar de saber lo explosivo que puede ser pasar las vacaciones juntos, será mucho más difícil que las cosas vuelvan a su cauce, estirando al máximo el muelle de la relación haciendo que éste no vuelva nunca más a su posición de tensión equilibrada.
Así que, si estás detectando alguno de estos síntomas, y tienes dudas al respecto anticípate y toma cartas en el asunto. Una decisión a tiempo puede ahorrar mucho dolor y sufrimiento.
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