Si comienzas a leer buscando una lista de dificultades del coaching, tal vez este no sea su artículo. Cada proceso de coaching es único y únicas son las dificultades que presenta. Sin embargo, la experiencia de diferentes profesionales muestra algunos problemas comunes que dificultan los procesos de coaching. En éstos encontraremos la raíz de las dificultades específicas de cada proceso.
Tanto en el coaching personal, ejecutivo o de grupos se dan algunos problemas o retos que el coach debe superar. Las organizaremos en tres grupos: dificultades externas, dificultades de método y dificultades de la función del coach.
Dificultad externa: el cliente y la materia prima
La primera dificultad que un coach ha de afrontar al iniciar un proceso de coaching tiene carácter externo. Hace referencia a la percepción que el cliente tiene del coaching. Esta percepción está relacionada con la materia prima en los procesos de coaching: la mente. Trabajar con la consciencia, la intuición, la creatividad o las emociones es un reto complejo que determina el mérito del coach.
Los principales factores que obstaculizan el proceso de coaching por parte del cliente están relacionados con la carencia de praxis frente al análisis, la fundamentación en su lógica interna evitando optar por alternativas novedosas y manteniendo la costumbre y la rutina, la mentalidad de escasez derivada de la ausencia de logros inmediatos, el miedo al cambio, la profecía autocumplida y la limitación de enfoque.
En otras palabras, las dificultades del coaching de carácter externo se relacionan directamente con la resistencia al cambio. En las organizaciones esto se deriva del miedo a lo desconocido, de la concepción de que el cambio resulta perjudicial, de la falta de coincidencia entre objetivos, de la falta de negociación y, en definitiva, de la falta de un liderazgo que gestione esta resistencia natural.
La primera dificultad que ha de enfrentar el coach es definitoria de su labor: ha de asumir la resistencia al cambio en los procesos de coachingpersonal, ejecutivo o de grupos, que resulta natural y que determina la calidad de la materia prima con la que realizar su labor (la personalidad del cliente).
Dificultades de método: mitos y concepto
El problema del método se relaciona con la conceptualización social del coaching de modo que el obstáculo se supera contestando correctamente a la pregunta: ¿Qué es el coaching? No se trata de un asunto baladí ya que puede afectar tanto al cliente como al coach. Esto se debe a que es un problema definitorio: no entender qué es el coaching implica dificultades externas por parte del cliente y asegura una aplicación fallida por parte del coach.
Entendamos los problemas de definición del método. Los procesos de coaching han recibido diferentes críticas fundamentales: falta de metodología definida y clara, superficialidad y exageración de sus posibilidades, posibles consecuencias negativas de trabajar con emociones o la poca relevancia y reconocimiento en programas estatales, etc. Lo cierto es que estas críticas obedecen a un análisis interesado y superficial de los métodos del coaching y se sustentan en el desconocimiento generado como consecuencia de su veloz divulgación.
Las dificultades del coaching de carácter metodológico están fundadas en mitos. Es preciso que el coach tenga claro – y deje claro a su cliente- qué ideas son ciertas y cuáles no. No se trata de justificar su trabajo con objetivo de superar las dificultades externas, sino de generar un entendimiento profundo del proceso y e a él desde la confianza.
Superar los mitos del coaching
Los principales mitos del coaching hablan de capacidades terapéuticas, la necesidad de que el cliente se deje llevar sin actitud crítica puesto que el coach actúa como un mentor, la concepción del que el proceso de coaching consiste en recetar cambios para la mejora personal o la concepción de que sus resultados son poco medibles.
En la práctica profesional, el coach no intenta cambiar la vida de sus clientes de modo genérico, sino trabajar objetivos específicos en un proceso – de ahí que existan áreas de especialización: coaching personal, ejecutivo o de grupos. El proceso de coaching no proporciona respuestas sino que guía en la solución de problemas. Así en un proceso de coaching ejecutivo se persigue potenciar habilidades específicas, mientras que en coaching de grupos el trabajo está orientado a la consecución de metas comunes.
El método del coaching no es prescriptivo sino que trata de adaptar el entrenamiento a las necesidades del cliente. Superar las dificultades del coaching al comprender su método puede suponer una nueva dificultad profesional: la función del coach.
Dificultad de la función del coach: profesionales e impostores
A menudo el coach se escuda en una situación de poder para justificar sus propuestas. El trabajo con la mente y en la acreditación de su formación relacionada con la psicología se lo permiten. Pero el coach no es un psicólogo. Hay que desterrar esta idea tan extendida, que es uno de los mayores obstáculos al afrontar las dificultades del coaching.
Para superar el desconocimiento de funciones y la crisis de profesionalidad, es necesario el compromiso con tres objetivos profesionales:
- Desarrollar la atención al presente y la escucha activa. Utilizando el método para responder a la realidad y no imponiendo una rutina de trabajo diseñada previamente.
- Desarrollar la atención hacia el otro y la empatía. Instruyendo según las necesidades reales del cliente y no en función a una idea preconcebida.
- Adquirir el hábito de formación permanente. Diferenciando con actitud crítica qué literatura resulta científica y conociendo todas las ciencias que pueden resultar auxiliares a su trabajo.
No obstante la dificultad de definir la propia función de coach no es fácil de superar. Como personas mostramos nuestras propias intenciones, emociones y experiencias al comunicarnos. Por ello, es preciso superar los problemas que surgen naturalmente en la interacción dialógica con los demás. Desde la posición de poder privilegiada del coach hay que enfrentar la tendencia a dar consejos, la impaciencia, el cansancio o la búsqueda de aprobación por parte del cliente. El coach debe evitar convertirse en su consejero estableciendo vías para que el cliente llegue a sus propias conclusiones. Es necesario tener seguridad en el trabajo propio, en la ética profesional y en la formación.
Soluciones a las dificultades del coaching
A modo de conclusión es necesario enfatizar la inexistencia de una lista de dificultades del coaching predeterminadas. Las que aquí se han propuesto surgen del conjunto de experiencias y observaciones profesionales y sólo tienen carácter orientativo. Si no existe una lista de dificultades, tampoco existe una serie de soluciones genéricas para afrontar cada proceso de coaching.
Ante las dificultades de carácter externo, el coach ha de utilizar el diálogo para fomentar la confianza en el proceso; frente a las dificultades de método, el coach debe conocer los objetivos del proceso de coaching anulando los mitos existentes; para enfrentar las dificultades de la función de coach, es preciso el compromiso y la formación continua. Para el coach, solucionar las dificultades del coaching significa convertirse, cada día más, en la mejor versión de sí mismo.
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